Respetados Representantes de los Diferentes Organismos Gubernamentales encargados de la atención del sector religioso y libertad de culto en las diferentes Naciones aquí presentes, Reverentes representantes de los diferentes Credos Religiosos, Iglesias, Confesiones y Filosofías Religiosas y Espiritualidades Ancestrales y Contemporáneas. Amigos y Amigas.

El Sacro Arzobispado Ortodoxo Griego de México y Exarcado del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla para Centro América, Islas del Caribe, Colombia y Venezuela, Presidido por Su Eminencia el Arzobispo Athenagoras, felicita y exalta esta iniciativa trascendental para el sector religioso, el Foro Interamericano de Libertad Religiosa.

No podría iniciar esta intervención, sin recordar las célebres palabras del teólogo católico y estudioso de las religiones, Hans Küng: “No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones; no habrá paz entre las religiones sin el diálogo entre las religiones”. El diálogo interreligioso no puede ser una simple acción de acercamiento entre las diversas confesiones, sino que ello implica un proceso que nos lleve a conocernos para poder reconocernos y así poder superar prejuicios que en el pasado y aun hoy no solo nos han dividido, sino que ha generado guerras y violencia. Las confrontaciones, persecuciones, discriminaciones y otras tantas negativas acciones por razones religiosas es una realidad que no podemos negar e ignorar, sino que por el contrario debemos asumir para evitar caer en los mismos errores del pasado.

Quisiera en este respecto, meditar en algunos aspectos que creo son necesarios para que podamos superar miedos que nos llevan a juzgar y señalar las demás religiones, confesiones y credos y a generar muros y barreras frente a quienes hacen parte de otras confesiones, religiones, denominaciones y filosofías religiosas.

  • Un primer aspecto es el analfabetismo religioso: Este aspecto es necesario superarlo, pues centrar toda nuestra existencia solo en aquello que creemos olvidando que al lado nuestro existen personas que profesan otras formas y confesiones de fe, es estar ciegos frente a la pluralidad que hoy expresa el sector religioso en cada nación y región del mundo.
  • Otro aspecto igualmente importante, es estar dispuestos a un aprendizaje que no se limite a nuestro mundo de fe, sino al análisis constructivo de lo que creen quienes nos rodean, para facilitar el entendimiento, conocimiento, aceptación y reconocimiento.
  • En éste análisis, es necesario que vayamos libres de prejuicios a fin de enriquecer nuestro conocimiento sobre la pluralidad religiosa que nos permita encontrar en el otro y las otras confesiones virtudes y no solo defectos.
  • Un aspecto importante que quiero resaltar es que existe una ley o regla que es necesario e indispensable aplicar en el diálogo interreligioso; la regla de: “No querer para los demás lo que no queremos para nosotros”.
  • Implica también encontrar puntos en común que nos muevan a actuar unidos frente a problemáticas sociales inherentes a todos, las cuales debemos confrontar unidos para alcanzar soluciones en una sinergia que lleve a desde lo religioso a dar respuesta y no a profundizar, prolongar y agrandar problemas.
  • Nada es verdad si no es tu verdad… diría un gran pensador y exponente de lo religioso en nuestro tiempo, por ello se hace necesario no vivir  sobre supuestos, sino que debemos nosotros mismos verificar toda información cerciorándonos de que aquello o estos que se dice es verdad.
  • Suele suceder que lo nuevo para nosotros, más allá de que esto históricamente sea antiguo, nos produzca miedo, dilación, preocupación e incertidumbre, pero será mediante la experiencia en una relación personal que podremos alcanzar el conocimiento real y no ficticio del otro o de las confesiones y credos religiosos.
  • El dialogo interreligioso no pretende fundar una mega iglesia o religión, sino la comprensión, construcción, reconocimiento y aceptación de la pluralidad religiosa que identifica a la humanidad quiérase o no. No es en momento alguno ecumenismo ya que aquí no se debate o problematiza la construcción de unidad doctrinal, sino la sinergia en lo esencial para la buena convivencia, supervivencia y existencia de nuestra humanidad tan dividida y lacerada por tantas divisiones.
  • Vivimos en casa común, nuestro planeta tierra. De él no nos podemos escapar, así que queramos o no hemos de aceptar que hay cosas y espacios que son comunes a todos… el aire que respiramos, el agua que calma nuestra sed y el pan que calma nuestra hambre. La miseria y pobreza que lastiman a todos por igual; las enfermedades y pandemia y tantas otras realidades que no discriminan entre éste credo o el otro exigen respuesta; por ello es que hoy más que nunca nuestra supervivencia ya en riesgo, exigen sinergia, unidad en la pluralidad frente a ellas y no división frente a estos y tantos problemas que nos retan a sobreponernos a nuestros no pocas veces mezquinas, egoístas e individuales y particulares o aun grupales intereses.
  • Igualmente, otro aspecto que debemos considerar es que la obligación del estado es ser aconfesional, para desligar las políticas públicas de libertad y asuntos religiosos de esta o aquella confesionalidad. Es deber del Estado, del gobierno atender a todos los sectores sin discriminación y también es un derecho todos los sectores aun los minoritarios verse incluidos, atendidos y no discriminados en las políticas que el Estado genere para su atención.
  • Debemos también entender que, en un estado social de derechos, todos tenemos no solo derechos sino también deberes y uno de ellos entre muchos es aceptar la pluralidad y no pretender imponerse sobre los demás, especialmente ante las minorías y los más débiles.
  • construir, no dividir o destruir; dialogar, no combatir; exponer, no imponer nuestra fe.

Estimados Hermanos en nuestra naturaleza humana aquello que te lastima a ti es lo mismo que me lastima a mí y a todos, es necesario derrumbar muros y edificar puentes; derrumbar muros de intolerancia, persecución, ignorancia y desconocimiento en el campo religioso y todos los campos de nuestra sociedad…articularnos es la misión, no dividirnos y rivalizarnos. Edificar puentes de entendimiento, mutuo conocimiento y concentración, para todos unidos podamos aportar soluciones y no generar conflictos que destruyan y dividan nuestra sociedad en aquello que es esencial y común a todos. Entendámoslo así: De aquí no nos podemos escapar, aquí nos tendremos que quedar en nuestra casa común desde el día en que nacimos hasta nuestra muerte; aquí se quedarán sus hijos y nuestros hijos, por ello actuaremos responsablemente, superaremos los miedos y buscaremos la unidad como humanidad obedeciendo el dogma de los dogmas que es el amor y practicando la regla de oro: Queramos para los demás lo que queremos y deseamos para nosotros.

Felicitamos y exaltamos este Foro que es ya por sí mismo un paso importante en este proceso de entendimiento; igualmente nos alegramos por procesos como el de Colombia donde con la participación de todos los credos y confesiones de manera incluyente se ha construido y se desarrolla la Política Pública de Libertad Religiosa, la cual desde el Ministerio del Interior de esta noble nación ha logrado el consenso y la sinergia Estado –  Sector Religioso. México no ha sido menor en éste hecho, aquí se han generado procesos como el Consejo Interreligioso y otros tantos esfuerzos tanto del Estado como desde el mismo sector religioso… No es un camino fácil, es ardua la tarea, es espinoso tema; pero el peor de todos los esfuerzos es aquel que no se realiza.

Termino mi intervención citando un texto bíblico: NO SE PUEDE AMAR A DIOS, A QUIEN NO VEMOS, SI NO AMAMOS A NUESTRO HERMANO A QUIEN VEMOS. EL BUEN SAMARITANO NO PREGUNTÓ LA CONFESIÓN DE QUIEN HABÍA SIDO ASALTADO Y MALTRATADO, SOLO HIZO EL BIEN  CUIDÓ DE ÉL.

MUCHAS GRACIAS.

 


Archidiacono Filáletos
Secretario del Sacroarzobispado Ortodoxo Griego de Mexico