Yo venía de trabajar fuertemente la defensa de la Libertad Religiosa y de cultos como abogada en mi país antes de estar asumiéndose 4 años y medio este espacio en el gobierno y hoy tengo el privilegio de estar con dos pioneros, yo hago parte esa segunda generación, aquí hay dos pioneros de primera generación: está la Doctora Beatriz Cuellar de Ríos que fue presidente y secretaria del movimiento político que permitió incluir la Libertad Religiosa y de Cultos como una ley en la Constitución Política, y la primera ley de Libertad Religiosa y la única que tenemos en el país; y el Doctor Charles Schultz que ha sido un consultor extraordinario y fue Senador de la República y fue un defensor a ultranza de la Libertad Religiosa. Y no quería pasar sin darles ese reconocimiento porque tengo el privilegio de estar en México, una nación distinta a mi nación pero con el privilegio de ser una segunda generación de unos pioneros que han hecho posible que hoy yo esté recogiendo los frutos e impulsando temáticas que ustedes tuvieron que abrir una brecha muy difícil en su momento hace tres décadas en mí país.
Al igual que la misma experiencia que ha reverenciado México y Perú; mi país hace tres décadas tuvo uncambio constitucional; pasamos de un estado confesional a un estado aconfesional. Tenemos un artículo constitucional que es el artículo 19 que garantiza la Libertad Religiosa y de Cultos a todos los ciudadanos del país y también tenemos una Ley Estatutaria que desarrolla ese artículo 19, que es la Ley 133 de 1994; una ley de hace 25 años que, al igual que como lo manifestaba el Lic. Lee, se quedó en los años 90s en unas realidades donde se buscaba primero garantizar la libertad pero que desafortunadamente no permite visibilizar y garantizar en los términos magistrales que dijo el Presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana: “la multidimensionalidad” de la Libertad Religiosa y de Cultos.
Eso también hace parte los retos que tenemos como gobierno de Colombia desde el Ejecutivo y el Legislativo de poder tener una normatividad que en verdad sea reflejo de este tercer milenio, de este siglo XXI, frente a la labor que está realizando la Iglesia.
Quiero compartirles una política pública integral que acabamos de expedir hace un año en mi país pero que tuvo tres elementos que yo considero estratégico compartirles como buenas practicas en el mismo desarrollo propio de sus territorios y las políticas que ustedes vienen desarrollando.
Señores Académicos, cuando nosotros nos preguntábamos la corriente epistemológica para crear la base de esta Política Pública, elegimos la política del reconocimiento; porque los elementos que encontramos cuando traducíamos en el relacionamiento con las diferentes iglesias, confesiones y denominaciones en mi país; encontramos que si bien había una identidad religiosa y había un trabajo de aporte en la construcción del tejido social y del bien común, era un tema que estaba ahí guardado en los lugares de culto, en los templos, en los espacios propios y los programas de las entidades, organizaciones y confesiones.
Entonces, lo primero que hicimos fue, teniendo claridad de que nosotros somos un estado confesional pero que reconocemos la importancia de la cooperación de un sector tan estratégico como lo conforman las iglesias y confesiones, empezamos a generar “espacios y puentes de confianza y relacionamiento” para empezar a dialogar las diferentes iglesias y confesiones presentes en mi país.
Tenemos un registro público hoy de siete mil trescientas noventa entidades religiosas que están inscritas y hacen presencia en todo el territorio nacional pero como pasa con mis compañeros y colegas, tenemos un registro público pero no teníamos esa relación con el líder, la comunidad, los programas y las acciones; por lo que nos dimos a la tarea de empezar a relacionarnos y crear puentes de confianza, no era fácil pues los líderes religiosos de las diferentes confesiones me decían “el Estado nunca nos ha tenido en cuenta, no nos convoca para ciertos procesos… ¿Por qué ahora el Estado está interesado que participemos en las mesas?”. Les explicábamos, “usted tiene una identidad que lo hace diferente a las demás organizaciones sociales, la fe que profesan genera unos valores que son necesarios para la construcción de las políticas sociales y la reconstrucción del tejido social y en las acciones cooperativas para alcanzar un bien común; por lo tanto es importante que usted se siente sobre la mesa, primero, reconociendo y respetando al otro a través de acciones de tolerancia, pero también generando espacios donde cooperaremos hacia un objetivo común.
Empezamos ese proceso, no fue fácil, afortunadamente en esa misma dinámica en mi país ya venían ejercicios de diálogo interreligioso pero no con el Estado donde nos sentaremos todos sobre la mesa; desde el año 2014 un Ministro de Gobierno permitió que empezáramos a hacer una convocatoria desde el Estado a todos los líderes, confesiones y organizaciones del país. Fue tan interesante este diálogo que, así como dijo Esperanza, para nosotros fue extraordinario que ciertas comunidades, espiritualidades y demás organizaciones empezarán a reconocerlas desde las instituciones del Estado. De esas siete mil trescientas teníamos hace muchos años comunidades Bahai, comunidades Krishna, Budistas, Protestantes históricos y evangélicos, Católicos, Judíos, Musulmanes; empezamos a reconocer no solo cómo estaban concentrados en el país, sino también, los grandes programas que en materia de construcción de cultura, educación y reconstrucción de tejido social, además de áreas que estaban promoviendo pero cada uno de manera aislada. Empezamos a generar espacios de encuentro no solo para poner sobre la mesa talentos en pro de un bien común sino para comenzar a romper barreras entre ellos mismos. Ese punto fue fundamental para poder avanzar.
Otro punto estratégico para nosotros fue que, ya que el Ministerio del Interior sólo registra las entidades religiosas pero no tiene herramientas mas allá para tocar temas de la Libertad Religiosa y de Cultos. Se dióla oportunidad de construirse el Plan de Desarrollo del gobierno anterior. Y ¿por qué tocamos estratégicamente el Plan de Desarrollo? Porque este plan es el instrumento base para la construcción de políticas gubernamentales; sí lográbamos incidir en un plan de desarrollo, íbamos a tocar “políticas nacionales” y “políticas territoriales”, y en conjunto con este sector de iglesias y confesiones se construyó toda una estrategia de incidencia y quedamos en ese Plan de Desarrollo. Y al quedar en ese plan y “tarareandoles” cómo quedó ese artículo (porque ya va a dejar de tener vigencia en seis meses) decía, “el Ministerio del Interior debe fortalecer a las entidades religiosas del país y para ello como gobierno colombiano debemos construir una política pública participativa en la que se genere el reconocimiento de esta Libertad Religiosa y de Cultos, y el aporte al bien común de esas entidades en todos los niveles: local, regional y nacional”.
Y el segundo punto que les quiero compartir es que nos dimos a la tarea de generar acciones de participación e incidencia tomando el marco de la ley estatutaria de mi país empezamos acciones de ir “al campo” porque nunca el Ministerio del Interior, en esa temática de asuntos religiosos, había trascendido de la capital del país.
Empezamos a ir de departamento en departamento, tocar a la puerta de gobernadores, alcaldes y sobretodo generar confianza para que las iglesias y confesiones de los territorios atendieran nuestras convocatorias y trabajaremos de la mano.
Eso fue interesante ya que ir al territorio, por ejemplo, yo fui en tres años, tres veces por cada territorio que fue el plan de acción que me propuse: Durante el primer viaje recibí muchos cuestionamientos sobre si “era fácil por ser respecto al sector religioso” y no, es más duro ya que hay que romper paradigmas; y en ese primer ejercicio tuvimos como un 60% de participación, en el segundo fue aumentando y fue en el tercer que empezamos a consolidar unas mesas transitorias de trabajo frente a la Libertad Religiosa y de Cultos; y tuvimos líneas estratégicas en las cuales trabajamos y abordamos la recolección de insumos sobre problemáticas que estaba teniendo cada una de las iglesias y confesiones en los territorios.
Un eje fundamental frente a la Libertad Religiosa y de Culto en la que no solo tocaba mi libertad de creencia sino también el ejercicio material de los lugares de culto, del reconocimiento tributario, del reconocimiento de títulos educativos, del régimen de pensiones, las necesidades que todas las religiones sufren. También tuvimos un segundo eje donde hablamos de la educación como los institutos, los espacios de formación teológica estaban garantizando la acreditación de la formación de los líderes y ministros de culto; como también que el derecho de los padres a que sus hijos reciban una educación puntual fuera respetado.
Tuvimos mesas sobre participación pública en las que lo primero que nos decían los líderes de culto era que ellos no hacían “política electoral”; lo que primero planteaba el problema de “¿cómo un líder o comunidad religiosa entiende una política pública”. Ya que ellos podían entender sus lecturas dogmáticas como un “manual de leyes” y creían que no necesitaban orientación jurídica; pero cuando venían problemas urbanísticos o de otra índole me decían “¿Pero cómo así?”. Y les decía que el derecho de la Libertad Religiosa hay que abordarlo porque yo no me puedo abstraer del sistema político y social en el que vivo porque la iglesia es parte del sistema político y social, y si yo me alejo, todo va a pasar alrededor y yo no voy a saber cómo actuar. Eso fue muy importante porque es cómo si el derecho a la participación estuviera vedado del lenguaje de las iglesias y confesiones y hay que motivar ese proceso, esa participación, y de esa manera construimos mesas transitorias que nos dio los insumos de lo que hoy es la Primera Política Integral de Libertad Religiosa y de Cultos, adoptada por el Presidente de la República el año anterior.
Hoy día mi país, que son treinta y dos territorios ( que por la distribución política son llamados “departamentos”), el lunes pasado firmamos la política pública número 15, y este lunes va el territorio 16 en tener política pública sobre Libertad Religiosa. Lo que quiere decir que hemos logrado generar desde el gobierno los espacios para que se consolide la temática territorial.
Y una tercera que yo valoro muchísimo espacios como hoy, empezamos a dialogar con países de Sudamerica y nos hemos reunido en Lima, Argentina y Bogotá buscando herramientas comunes como países para garantizar efectivamente la Libertad Religiosa; y como gobierno colombiano hemos dejado un eje muy importante en la implementación de política pública integral, que es la cooperación interreligiosa internacional. Primero porque cuando empezamos en ese dialogo encontramos que hay mucha cooperación internacional acompañando el ejercicio de las entidades religiosas, como se denominan en mi país; segundo, hay una academia internacional apoyando también el tema; tercero, entendimos que el aporte que están haciendo estas entidades en la construcción del tejido social y sobre todo en el alcance obtenido de desarrollo sustentable, había que visibilizarlo.
Nosotros somos la única política pública latinoamericana frente a la Libertad Religiosa y de Cultos que se atrevió a dejar establecido frente a una norma de esta naturaleza que las comunidades religiosas aportan a los alcances de los objetivos del desarrollo sostenible. Hicimos un ejercicio en un territorio del país llamado “El Valle del Cauca” en donde ochenta entidades religiosas participaron, e hicimos todo un ejercicio para que ellos compartieran las acciones que vienen haciendo en beneficio de los objetivos de desarrollo sostenible; yo como parte del gobierno tuve que ir a validar el proceso y fue interesante ver a los 80 representantes de estas iglesias y confesiones cuando les mostrábamos sus aportes a la salud, la desnutrición, el derecho de la mujer, la rotación y derechos de los niños, al medio ambiente y el desarrollo de las comunidades, no podían creer que ellos fueran coadyuvantes de todo eso. Cuando miramos el resultado de los objetivos de desarrollo sostenible desde el sector religioso ellos notaban su impacto en otras políticas de estado y sus alcances.
Para mí, como mujer de fe, ese día fue tan importante ver el rompimiento de paradigmas ya que solo con el rostro de los líderes entendía que decían “Nosotros estamos acá y ¿Por qué hemos perdido tanto tiempo? Yo les digo que ese eje, el de la cooperación internacional, se convirtió en nuestro desafío; ya empezamos en nuestro plan de acción 2018-2022 con el presidente Iván Duque todo el proceso de visibilizar el aporte que ustedes, con sus programas, están haciendo en la construccióndel tejido y el desarrollo social sostenible y que tienen que trascender a las iniciativas que se logren a nivel interamericano con organismos multilaterales porque, la fe se fundamenta de unos valores que son tan necesario en estos tiempos dentro de la sociedad en nuestros países que yo me atrevo a decirle a mis líderes religiosos “¿Cómo es posible que siendo ustedes quienes tienen la autoridad moral sobre estos temas, estén tan ausentes en la toma de decisiones? Cuando la voz y el aporte que ustedes están haciendo es el que va a ayudar a cimentar tantos valores que se necesitan, independientemente de los contextos religiosos, para una mejor sociedad. Y sus visiones como entidades, así lo disponen. No se puede ser luz escondiéndose abajo de la mesa, hay que ser luz saliendo, acompañando, ofreciendo y generando la prestación de servicios sociales y no esperar que otras organizaciones que no tienen ninguna identidad, como la que tienen ustedes, se estén llevando el protagonismo de llamados puntuales que ustedes tienen que hacer como líderes religiosos.
Así que, Conciencia Nacional, México, Perú, Colombia y aliados, estamos en toda la disposición de poder ir de la mano en propósitos comunes; a todos nos han convocado estos propósitos comunes, a todos también nos “dan más duro” pues nos critican más, nos estigmatizan más, porque tenemos una claridad de trabajar con todo y para todos sin perder los valores por el hecho de estar trabajando para una causa como lo es la Libertad Religiosa y de Cultos en el Mundo.
Lic. Lorena Ríos Cuellar
Directora de Asuntos Religiosos del Ministerio del Interior (Colombia).