
Xuan Phuc patentizó su confianza en las contribuciones de ese mecanismo a la comprensión mutua y la solución de diferencias y valoró altamente los resultados de los intercambios entre Vietnam y El Vaticano en los últimos tiempos.
Solicitó igualmente a la Santa Sede estimular a los dignatarios y católicos vietnamitas a seguir contribuyendo activamente al desarrollo socioeconómico del país.
Camilleri destacó el dinamismo de la vida católica en las localidades vietnamitas, aseguró que el Papa dedica especial atención a Vietnam y reiteró su apoyo a la aplicación de los principios de ‘vivir evangélicamente en el seno de la nación’ y de ‘un buen católico es un buen ciudadano’.
El papa Francisco y El Vaticano desean desarrollar las relaciones con Vietnam y que sus católicos cumplan las leyes y contribuyan al desarrollo nacional, subrayó.
También agradeció la atención dispensada a la Iglesia Católica y reconoció la facilitación de las labores de un enviado especial no residente de la Santa Sede aquí.
En Vietnam hay algo más de cinco millones de católico, menos del siete por ciento de la población.
La libertad de cultos y de religión es un derecho consagrado por la Constitución del país. En el último medio siglo se promulgaron más de 100 instrumentos jurídicos, incluidos decretos, circulares e instrucciones, con reajustes sobre el tema.
Los Códigos Civil y Penal, la Ley de la Tierra y otros documentos también incluyen cláusulas correlacionadas.
Pero en especial la Constitución es pródiga al respecto. Su artículo 24 establece que todos tienen la libertad de seguir y practicar o no una religión, que las creencias y religiones son iguales ante la ley, y que el Estado respeta y protege los derechos de los ciudadanos en ese ámbito.
En noviembre de 2016 el Parlamento vietnamita aprobó la Ley de Culto y Religión, según las pautas trazadas en la Carta Magna de 2013. Su artículo sexto deja asentado que ‘Toda persona tiene derecho a la libertad de culto y religión, puede seguir o no el o la que le convenga’.
Fuente: Prensa Latina